hombres dandose la mano

Zoom, Teams, Skype, e-mail, Whatssap, webinars, podcasts; una infinidad de medios a nuestra entera disposición para contactarnos con el mundo., pero el uso que les damos, ¿favorece nuestras comunicaciones? ¿se profundizará aún más la desconexión verbal a propósito de la virtualidad exacerbada que estamos experimentando? 


Muchos de los CEO´s con los que hemos conversado desde Page Executive, temen la salida de sus recursos más valiosos apenas el mercado se reactive. ¿El motivo? Porque no han sabido mantener vivo el fuego de los vínculos a distancia a partir de conversaciones efectivas.

Cada vez más, las organizaciones necesitan proveerse de mejores herramientas conversacionales para que sus directivos aprendan a comandar los enormes cambios que estamos transitando a nivel mundial.  Si bien la pandemia pudo haber sido un puntapié contundente e inesperado a esta demanda, no hizo más que fortalecer la verdadera importancia que tiene las competencias comunicacionales de un CEO dentro de su estructura, y el devenir de su equipo. Es en este camino en el que el coaching empieza a jugar un papel determinante, y su propósito se centra en favorecer las comunicaciones corporativas a partir de generar conversaciones de manera efectiva. 

Ahora bien, basta con reconocer que durante el tiempo que llevamos de aislamiento, el 73% de los perfiles entrevistados en Page Executive reconocen buscar un cambio profesional por no poder entablar un vínculo claro y efectivo con sus respectivos líderes.  Este dato despierta muchos interrogantes, pero deja de manifiesto también una necesidad puntual que, de no tratarse en el tiempo adecuado, podría significar enormes pérdidas de capital humano y de rentabilidad hacia el negocio.


Liderar organizaciones requiere de un manejo emocional complejo, que se inicia aprendiendo a conversar primero con uno mismo.  Estas charlas deben ser guiadas, profundizando en sus propias competencias y debilidades, armando planes de acción concretos y medibles, saliéndose del rol para permitirse entrar en “la persona”, en carne viva. Son procesos complejos en su mayoría, y hasta podría decirse incómodos. Pero cuyo resultado ayudará a transitar una transformación que en general, suele ser rápidamente visible en el entorno inmediato. 


Más del 50% de nuestros entrevistados en el mismo período pandémico reconocen que, lo que más les molesta que hagan sus jefes, es exactamente igual a lo que ellos mismos hacen con sus propios reportes.

Es aquí donde radica la importancia de frenar cuanto antes esta tendencia viciosa y erradicarla desde la punta de la pirámide organizacional. Para aprender a conversar, primero habrá que aprender a escuchar. Tarea poco sencilla en roles donde el ego suele jugar un papel predominante y poco favorecedor. 

Recién luego de haber profundizado sobre sus propias habilidades conversacionales, es que se puede iniciar un proceso de mejora en relación a su entorno. Entendiendo que una compañía es una suma de conversaciones, ¿cómo un líder puede asumir que la misma converse efectivamente, sino logra hacerlo al menos con él mismo? Una compañía que aprende a conversar no solo fortalecerá sus lazos internos, sino que lo transmitirá también de manera externa, a partir de productos y/o servicios acordes a las necesidades del mercado, o políticas que promueven el bienestar social de una manera clara. 

Dar inicio un proceso de Coaching no deja en evidencia una falla en el sistema de nadie, por el contrario, demuestra una enorme madurez emocional en reconocer que siempre se pueden conseguir mejores resultados con solo destrabar algunos juicios muy arraigados en nuestra forma de ser y actuar.